18 de diciembre de 2007

Un pensamiento sobre el Cambio Climático





Estoy un poco harto del tema del cambio climático. Y creo que esto no ha hecho más que empezar. En cualquier momento se empezarán a constituir comités contra el cambio climático, que juzgarán sin piedad a los ciudadanos insolidarios, ecodelincuentes, que no tengan cuatro o cinco bolsas de basura de distintos colores en su casa para reciclar envases, pilas, plásticos, compresas, residuos orgánicos, huesos de aceituna. Todo profundamente profiláctico y enfiteútico. Mientras tanto, se rompen un 70% más de los matrimonios –lágrimas, depresiones, traumas, ansiedad... vidas con heridas difíciles de restañar-, y a nadie parece importarle. Repiten curso casi la mitad de los niños de 15 años, y la noticia se la lleva el viento de la actualidad y nos quedamos como si cualquier cosa –eso quien no tiene en su casa un sujeto que responde a esas características, todo sea dicho.

Sin embargo, quiero romper una lanza en favor de este reiterado debate sobre el cambio climático, y una de las bases en las que se fundamenta. Se trata de la evidencia de que el empleo irresponsable de la ciencia e industrias humanas puede dañar de modo irreversible la naturaleza, y volverse contra el propio ser humano. Esta idea, cuya difusión a escala planetaria hay que agradecérsela a Al Gore, desafía ese otro dogma del cientificismo que sostiene que todo progreso científico es un progreso humano, y que todo lo que puede hacerse, debe hacerse. Pues oiga, no. A lo mejor no es bueno realizar una explotación agraria irresponsable, por ventajosa que económicamente pueda resultar; a lo mejor es desaconsejable consumir ciertos productos altamente contaminantes, por eficientes que a corto plazo sean; a lo mejor es preciso no investigar en ciertas líneas de trabajo que atentan contra la vida de los embriones, por exitoso que pudiera ser –que por cierto, todavía no lo ha sido nunca.

Así que eso. Que aunque todo el paroxismo que está desatando el asunto del cambio climático, verdadera katarsis del discurso políticamente correcto, me pone un poco negro, algo interesante podemos sacar de ahí. La abolición del hombre llevó inexorablemente al abuso de la naturaleza. Quizá un amor renovado por ésta sea el primer paso para devolver al hombre –a cada hombre- al lugar que ecológicamente le corresponde.

Hoy brindo, con reservas, por Al Gore.
Pospongo el tema de los pantalones de pana... lo bueno se hace esperar!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Brindo yo también, con reservas, por Al Gore. Pero añado más reservas: el cambio climático no es tan malo: al fin y al cabo la naturaleza es sabia, y las temperaturas se están estabilizando: cada vez menos frío en invierno, cada vez menos calor en verano. Pero sobre todo es sabia porque ¿alguien se ha parado a pensar la gran vegetación que habrá en los polos cuando éstos se descongelen por "culpa" del famoso cambio climático? Quién sabe: quizá por ahí puede venir una ayuda para el hambre en África: de nosotros depende. Por tanto, ocupémonos en ser más solidarios, trabajemos día a día por ser mejores personas en todos los ámbitos y, cuando ésto lo hayamos logrado ya iremos a por la quijotesca batalla del campo climático.

Sobre este mismo temas volveré a escribir un comentario, por no hacerlo pesado.
Enhorabuena por el artículo

Anónimo dijo...

FELIZ NAVIDAD, JUANXO!!! y buenos cambios climáticos en los corazones de toda tu familia

Anónimo dijo...

Haber leido este articulo y el comentario de Juanjo, me tranquiliza un poco... Total continuamos siendo magos para argumentar aquella postura con la cual estemos de acuerdo. Y me alegra pensar en que en el peor de los casos previstos el descongelamiento de los polos beneficiaria a alguien.

Anónimo dijo...

Es increíble cómo pueden existir seres humanos... (no, el término "seres humanos" no es adecuado, pues los seres humanos poseen algo de cerebro). Es increíble, decía, cómo pueden existir seres que prefieran y justifiquen la extinción de toda la vida terrestre, so pretexto de querer ayudar a los pueblos tercermundistas. Esto, me parece que no es nada más que un argumento-máscara. Lo que realmente desean es, o gozar tranquilamente de los beneficios que la venta de petróleo les ocasiona, o iniciar las construcciones de sus industrias sin preocuparse por el impacto ecológico que tengan. Sus empresas no ayudan ni en lo más mínimo a los pueblos tercermundistas, somos muchos concientes de ello. ¡Con el aire acondicionado de sus mansiones no se siente el calor terrible que hace en algunos lugares de la tierra!

Abandonan al planeta, y, en cambio, prefieren preocuparse por la existencia de una célula ubicada en el útero que no posee ni un primitivo sistema nervioso.

Por último, sería preferible que muriera de hambre la mitad de la población terrestre que, a largo plazo, murieramos todos al estilo BBQ por culpa de no financiar energías limpias.

Ruego se me disculpe por las falacias de ataque personal que he puesto en este comentario, es que realmente, me enfada muchísimo ver la despreocupación por la vida existente en este bello planeta. Tampoco deseo comenzar con esto un debate, pues me encuentro muy ocupado en constructivas campañas ecologistas.

Ruego se me permita expresar en este blog mi opinión.

Saludos.