12 de mayo de 2016

De sorpresa en sorpresa




Que Pedro Sánchez es bastante inepto no sorprende ya a nadie. Sin embargo, escuchar algunas de sus afirmaciones todavía sigue causándome pasmo. Esta semana decía en el telediario: "Iglesias tiene un único enemigo, que es Rajoy; Rajoy tiene un enemigo, que es Pablo Iglesias. Y nosotros tenemos un enemigo: el paro, la corrupción, la desigualdad". Pues vaya. Ahora entiendo sus problemas a la hora de contar diputados. Y me estremezco al pensar que este caballero pueda llegar a ser el máximo responsable de la economía o la educación en España.

Con motivo del IV Centenario de la muerte de Cervantes, se suceden las noticias, los homenajes y los eventos. Hace unos días TVE se descolgaba con un mini-reportaje -ambientado en las calles de una ciudad del norte de África-, en la que señalaba que Cervantes no era xenófobo ni anti musulmán, sino más bien una persona tolerante y adelantada a su tiempo (aquí está el enlace). Y es así, por supuesto. Cervantes se quedó manco porque le mordió un perro; y estuvo cinco años en Argel haciendo interrail. Claro que sí.

Otra cosa que tenía en el tintero. El otro día celebramos en Valencia la fiesta de la Virgen de los Desamparados. La devoción tiene su origen en una fundación cristiana promovida por Juan Gilberto Jofré para cuidar a los locos y otros desamparados -huérfanos, viudas, prostitutas, etc. Finales del siglo XIV. Al recordar su historia, pensé en Rousseau, paladín de la Ilustración, que abandonó a sus hijos recién nacidos, uno detrás de otro, hasta cinco según parece. Siglo XVIII. Rousseau, un prohombre del progreso, un humanista ilustrado. Los cristianos medievales, tarados oscurantistas y retrógrados.

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